domingo, 26 de enero de 2014

El Amor nunca estuvo hecho para ojalás

Qué despiste...
Debí haberte
besado
cuando pude.

Cuando
aún
era cuerdo
y sin dioses,
inocente
y sin cadenas.

Cuando
aún
no se me habían
abalanzado
el amor
y tus pupilas
como una fiera
salvaje y dolorosa.

Cuando
aún
no cazaba
mariposas
ni sueños,
cuando
aún
no contaba
estrellas.
Cuando
tus labios
estaban
a dos cervezas
de distancia
y tus muslos a un susurro.

Debí haberte
besado
cuando no
era
más hombre
que mis propias
ganas de besarte,

cuando
tus ojos
eran ojos
y no patria.

Cuando 
tú eras sólo hembra
y yo unas tristes ganas
de poeta en celo.
Cuando tú
no eras TÚ.
Cuando YO
solo era
yo,
con minúscula
y defectos,
entero
y sin decimales.
Cuando no
compartía
mis números
con nadie.

Debí haberte
besado,
sí,
cuando 
la noche
era noche
y las estrellas
luces distantes
que algún día
morirían.

Pero ahora...
ahora
todo
es un
TODO de ti,
hasta
las estrellas
mueren
sólo porque

lo ordenas.

Y hasta
la noche
deja de ser
noche
sólo porque
me masturbo
pensando
en tus labios.

Y en tus ojos
Y en tus piernas
Y en tu pelo...

Ahora
el amor
me ha traicionado
y tus labios
son tan distantes
como aquellas estrellas,
Y la noche
avanza oscura
mientras
le meto mano
a mi corazón
buscando
las zonas herógenas
de mis dudas.

Porque
las oportunidades
perdidas
convierten
el deseo
en obsesión.

Porque
cada puerta
que cierres
al placer
querrá
ser derribada
por el amor.

Pero ahora
ya es tarde
para besos
de tal vez,
para caricias
de quizás,

ahora
es el Todo
o la Nada,
el Siempre
o el Nunca,
la Caricia
o el Trueno.

Porque AMAR
nunca fue cosa
de COBARDES.

Porque el AMOR
nunca estuvo hecho
para OJALÁS.

(26-I-14)

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